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sábado, 3 de diciembre de 2011

El cine de luchadores, el más “genuino invento mexicano”


¡Quiero ver sangre!, libro editado por la UNAM; historia del pancracio a tres manos

“Sus realizadores eran visionarios, tocaban hace 40 años temas como el narco y la piratería”


El género creó empleos y mantuvo por años a la industria fílmica nacional, dicen los autores





Una de las imágenes más conocidas de El Cavernario Galindo es un fotograma de la cinta La última lucha, de Julián Soler, de 1958 Foto tomada del libro ¡Quiero ver sangre! 

Periódico La Jornada

Después de un trabajo colosal de cinco años esta semana salió de la imprenta de la Universidad Nacional Autónoma de México, el ejemplar ¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores, donde los investigadores Raúl Criollo, José Xavier Návar y Rafael Aviña presentan /documentan de manera rigurosa la historia del pancracio en el cine mexicano. 


Návar recuerda: “No hay ningún antecedente del cine de luchadores en México, existe un librito de Nelson Carro, también editado por la UNAM, que es muy académico; pensamos que al género no se le había hecho justicia, porque a pesar de que el género es muy divertido y socorrido en la televisión, los críticos exquisitos no le habían hecho caso, al contrario lo han atacado, cuando el cine de luchadores es el más genuino invento mexicano, a pesar de que sabemos que es un género de poca producción y pedestre, pero no deja de ser divertido y curioso como fomenta el mito del luchador y como retrata una época antes de que México fuera desbordado por el narcotráfico y la delincuencia”.
 


Cinco años de trabajo

Otro de los autores entrevistados por La Jornada, Raúl Criollo, dice: “El génesis del libro es cuando discutíamos lo que cada uno escribía en diferentes medios sobre lucha libre, nos dimos cuenta de que nosotros éramos los que más nos interesábamos, lo defendíamos y promocionábamos en diferentes ámbitos, y decidimos dar un paso más. 

Nos reunimos a desayunar un sábado hace cinco años y en ese momentos decidimos hacer el libro y definimos quién se iba a ocupar de qué películas. En el proceso de investigación surgieron otras; regularmente nos reuniamos para intercambiar información y e ir confeccionando el libro, que se fue nutriendo con fichas, apuntes y textos con una trivia única, datos que nunca habían salido a la luz. 

Tendrá sus correcciones, pero revisamos todos los títulos del género y todos los que están ligados al género, entre cortometrajes, documentales, largometrajes y cine de horror vimos alrededor de 300 materiales y revisamos más de 5 mil documentos, entre libros y revistas desde los años 40 y 50 hasta la actualidad, así como periódicos deportivos de la época”.

Návar vuelve a tomar la palabra y dice: “El libro surgió cuando en una charla los tres nos preguntamos cuántas películas de luchadores existían e hicimos listas de las que conocíamos y logramos hacer una lista confiable, incluso Luis Terán de Televisa nos facilitó una con las películas que ellos tenían en rotación como la saga de La Sombra Vengadora, también descubrimos la cinta inaugural del género El Enmascarado de Plata, que curiosamente no protagoniza Santo... además, comenzamos a hacer un rastreo de las películas que se sabía de su existencia pero que no se conseguían así que comenzamos a hacer un rastreo por Tepito, donde sí tienen un gran amor por el cine mexicano y por el cine de luchadores en particular.

“Hicimos las listas, nos dividimos el trabajo, las fichas, sinopsis y recomendaciones, que estuvieron plagadas de humor; lo hicimos con un espíritu divertido, pero al mismo tiempo que hubiera información completa de la película, dónde se había estrenado, qué había pasado... primero dividimos las películas en tres apartados, pero luego descubrimos que había programas especiales de televisión, documentales, cortometrajes, largometrajes, trabajos del CCC y CUEC, así se fue conformando todo.”

Según Raúl Criollo: “Una de las cosas fascinantes es que las dos figuras más representativas del género Santo y Blue Demon, se comportaban en la arena como en el set, era profesionales, se daban con todo con los que se tenían que dar y acabando cada quien se iba a su cámper, no tenían una relación que se extendía más allá del encordado ni más allá del set de filmación”.

Návar precisa: “Nos dimos cuenta de que el cine de luchadores mantuvo por mucho tiempo a la industria del cine mexicano, eso es innegable y Santo le dio trabajo a mucha gente en sus películas; porque la fascinación del público por este género radica en la máscaras de los luchadores, los argumentos, en las tramas que eran inverosímiles (a la distancia, porque antes nos parecían sorprendentes), las escenografías... Por eso José Buil aprovechó para hacer la gran película del género que es La leyenda de una máscara, que va a tener continuación, ya me lo confirmó Pepe Buil”.

En otra intervención Criollo agrega: “Lo que hay que mencionar es que los luchadores eran atletas, porque en Europa se pensaba que eran personajes creados para el cine, pero primero se forjaron en la lucha libre, eran campeones en sus divisiones antes de dar el paso al cine; por ejemplo, en la entrevista que le hicimos a Blue Demon al saludarlo me di cuenta de que una parte de la piel de su mano era muy blanca, le pregunte qué le había pasado y me dijo ‘me volé un pedazo de mano saliendo del ring’ y contó que por otra lesión le tuvieron que hacer una trepanación; en una pelea Wolf Rubinsky de una patada le fracturó la cuenca del ojo derecho a Santo... estas cosas las conoce poco la gente, sí fueron estrellas, pero cubrieron su cuota en el cuadrilátero”.

Otra de las cosas importantes de ¡Quiero ver sangre!, a consideración de Návar fue que “incluimos entrevistas a profundidad con leyendas de la lucha libre como Santo, Blue Demon y Tinieblas; además, agregamos una colección oficial en dvd de todas las cintas que puedes encontrar, casi 98 por ciento, y de las que no están catalogadas, pero que se pueden conseguir. Ver el cine de luchadores tienen un encanto especial con datos muy curiosos, por ejemplo, en la película Santo contra la invasión de los marcianos, los alienígenas que llegan a la Ciudad Deportiva, desintegran a muchos niños que estaban ahí porque Santo llega tarde a combatirlos. 

Otra de las cosas que encontramos fue que el serial de El Enmascarado de Plata, dirigido por René Cardona y protagonizada por El Médico Asesino, conocíamos una versión de hora y media, hasta que Guillermo del Toro nos dio la versión completa de 2 horas. Muy importante es también volver a ver las películas de La Sombra Vengadora, de los años 50, que andaba combatiendo a La Mano Negra que estaba tras la fórmula del Doctor Williams para elaborar ¡drogas sintéticas!... Había mucha visión de José G. Cruz, quien hacía las historietas de Santo, hay una de 1951, donde le dan las gracias a Santo por combatir ¡la piratería!, eran visionarios”.

José Xavier Návar dice: “Finalmente sí hay interés por renovar este género cinematográfico; en el libor todas las películas tiene su póster, su fotomontaje o la forma cómo se anunciaba la películasen los periódicos, o sea, un trabajo a conciencia”.

¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores, estará en las librerías la próxima semana.

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